Roberto Palillo

En la taberna, lúgubre y algo sombría, no ponen música de moda. No obstante,al fondo de la barra se halla Roberto Palillo. Su rostro, siempre aparentemente apesadumbrado, refleja seriedad, pero con ese esbozo de sonrisa que deja entrever su próxima acción.
Su mirada se concentra en su whisky-cola, aunque con el rabillo del ojo dibuja el objetivo de su alma. Un grupo de chicas extranjeras bailan al ritmo rockero, despreocupadas y ágiles en sus movimientos. Realiza su aproximación, con frases históricas, aunque extrañas para el común de los mortales.
La conversación fluye lenta y a trompicones, aunque Roberto la reactiva las veces que haga falta.
Su baile no es quizás el mejor, pero debe ser el hielo que acompañe al cubata.
No importa si logra hacerse un hueco en el corazón de aquellas polacas, lo fundamental es su espíritu de lucha, y la coherencia absoluta de todas sus acciones.
Te podrá gustar o no, pero es toda una minifilosofía.